Recursos Financieros Escolares: Cómo Impactó la Pandemia en el Financiamiento Educativo
La pandemia por COVID-19 ha dejado marcas indelebles en todo el ordenamiento social. Las escuelas no son ajenas a esta situación en tanto no solo se vio interrumpida la presencialidad, sino que, además, se plantearon situaciones concretas en torno a los recursos financieros.
En el caso de las escuelas de gestión privada, rápidamente debieron salir a dar respuesta al reclamo de los padres en torno a abonar o no las cuotas ante la falta de clases presenciales.
Para peor, el inicio escolar 2020 traía ya algunos inconvenientes vinculados con la situación financiera general que arrastraba la economía, pero en particular en cuanto a lo que hacía al financiamiento educativo.
La pandemia por covid-19 requirió de las escuelas la reorganización de sus recursos financieros.
Punto de Partida: ¿Cuál era la Situación de los Recursos Financieros Escolares en Diciembre de 2019?
A diciembre de 2019, la situación general del sistema educativo ya era económicamente compleja. Habían tenido lugar recortes en muchos programas y ello afectaba de manera directa los recursos financieros escolares.
Estos recortes, en la práctica, se traducen en menor disponibilidad de materiales didácticos, una menor capacitación docente e, incluso, dificultades para el acceso a recursos de infraestructura.
Para 2019 no estaba vigente el programa Conectar Igualdad, al menos como se lo pensó en sus orígenes, y poco quedaba del Plan Nacional de Lectura.
Además, en materia de infraestructura, se venía trabajando con rezago respecto de las expectativas de la creación de nuevas salas y jardines, por ejemplo.
Claramente, se cerraba un año complejo desde lo económico y que, necesariamente, habría de repercutir en el ciclo escolar siguiente.
Cuál Fue el Impacto de la Pandemia en Materia de Financiamiento Educativo
En el caso de Argentina, a los recortes y la situación precaria del 2019 se sumaron, inexorablemente, los estragos de una situación de contingencia ante la que poco y nada se pudo hacer.
Entonces, en la actualidad, son innegables las consecuencias económicas de la pandemia a nivel mundial. Sin embargo, hay consenso respecto de que serán los países con menos recursos los que sufren mayores secuelas en los sistemas educativos.
Y si la prioridad fue preservar la salud, quedó claro que en materia de educación se avecinaba e imponía la necesidad imperiosa de pensar cómo sería la financiación educativa postpandemia.
En este sentido, en el caso de las escuelas de gestión privada, cuenten o no con aportes estatales, una de las claves para hacer frente a la nueva normalidad ha sido mantener la matrícula.
A su vez, esa necesidad de mantener la matrícula debió articularse con otro aspecto crucial: mantener las tasas de morosidad lo más bajas posibles. Y si bien, en principio, son dos factores de dificultosa coincidencia, encontrar estrategias en ese sentido puede ser la diferencia entre la continuidad o no de un proyecto educativo.
El ciclo escolar 2021 enfrenta desafíos de los más variados, no solo en torno a la presencialidad, las aulas híbridas y las modalidades de cursado mixtas. También lo hace en materia de financiamiento: con qué recursos, bajo qué condiciones económicas, con qué aportes de las familias y el Estado se hará frente al año escolar.
Principales Planes que se Barajan sobre los Recursos Financieros Escolares para 2021
A la sazón de dar respuesta al panorama que se presenta, la agenda 2021 requiere continuar, en cierta medida, en la misma línea de lo previsto: priorizar la salud, volver a la presencialidad y sostener una escolaridad de calidad.
La pregunta que sigue es, sin duda, del orden de lo fáctico. Cómo dar lugar a esos imperativos en medio de una crisis sanitaria sin igual, cuyas implicancias económicas y sanitarias afectan al orden mundial.
Así es que, el documento A las aulas (s.f., Ministerio de Educación de la Nación, Argentina) prevé un incremento del 92% en el presupuesto asignado para la educación obligatoria. De la misma manera, se han previsto fondos exclusivos para paliar las consecuencias por COVID-19.
En torno a los recursos financieros escolares, dicho documento hace foco en una serie de puntos claves que abarcan desde la formación docente y la asignación de becas hasta cuestiones vinculadas a la infraestructura escolar.
El presupuesto educativo nacional prevé un aumento del 92% en los recursos destinados a la educación obligatoria y fondos específicos para paliar consecuencias directas del Covid-19.
Veamos de qué se trata, entonces.
Materiales y recursos educativos
Se mantiene la producción de materiales federales y regionales que sostengan la virtualidad, a la vez que operen como integradores de la unidad pedagógica que se plantea para la continuidad de los ciclos escolares 2020/2021.
Sostenimiento de la escolarización obligatoria
A los fines de dar continuidad a las estrategias de inclusión educativa y en procura de que la mayor cantidad posible de estudiantes se mantengan conectados con la escuela, se dispuso el aumento de la cantidad de becas, como el estipendio anual que se otorga.
En este punto, aún cuando el documento no hace mención a ello, es crucial la vigencia y permanencia de las escuelas de gestión privada en función de mantener la capacidad de alumnos del sistema educativo.
Es decir, el sistema funciona de manera conjunta, entre lo estatal y lo privado, no sería posible sostener la matrícula actual si no es através de ese trabajo conjunto que es tradicional del sistema educativo argentino.
Formación continua
El Ministerio de Educación de la Nación ha previsto planes de formación docente orientados a capitalizar las experiencias “sobre la marcha” que se generaron en torno a la educación virtual, en general; así como de las modalidades híbridas y mixtas que se plantean para este curso.
Tecnologías de la educación
En relación con lo anterior, se ha previsto la asignación de recursos financieros para el desarrollo de nuevas tecnologías y uso de herramientas de innovación (como pueden ser chatbots, moocs, equipos, etcétera), hasta la ampliación de redes y plataformas (Juana Manso, aulas virtuales de los IFD, entre otros).
La nueva normalidad ha dejado una experiencia en materia de educación virtual que se debe capitalizar a futuro. Para ello se han destinado recursos financieros específicos.
Educación técnica
Se prevé el incremento de la educación técnica, no solo a nivel de la educación obligatoria, sino en relación con la formación profesional.
Información y evaluación del sistema
La gran prioridad es un sistema de monitoreo que permita seguir la vuelta a clases en el sentido de recuperar, en el mayor porcentaje posible, la tasa de matrícula.
Esto es con respecto a la pérdida que se produjo por la desvinculación con la escuela ante el cierre de los establecimientos escolares y la falta de recursos tecnológicos que dejó a familias completas por fuera del sistema.
Además, se destinarán recursos financieros a sistemas de evaluación de calidad y mejora de aprendizajes en relación con matemáticas en nivel secundario y un programa específico para el trabajo vincular en estudiantes del mismo nivel.
Infraestructura
Por último, el presupuesto 2021 contempla un incremento de hasta el 500% en infraestructura escolar, en un plan ambicioso que incluye la construcción de nuevas escuelas primarias y secundarias, obras para la educación técnica y un programa de refacción y mejora de los edificios existentes.
Conclusión
Un año después, la certeza es que el coronavirus significó un cambio en el mundo conocido. Y si bien aún no podemos saber cómo terminará todo esto no hay dudas de que los cambios son muchos y en todos los sentidos.
Los ministerios de educación, en sus jurisdicciones y niveles, en general, así como las mismas instituciones escolares enfrentan un desafío inmenso en el ciclo escolar 2021: la vuelta a la presencialidad en conjunto con la necesidad de revisar los recursos financieros disponibles.
Con un presupuesto ambicioso, desde el Estado nacional se han propuesto una serie de lineamientos que buscan, por un lado, reparar el impacto de la pandemia por covid-19, y por el otro apuntar a la mejora sustantiva del sistema educativo del país.
El desafío no es menor y todo está por decirse.
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