Educación Tecnológica: Desafíos y Nuevas Oportunidades en Escuelas Tradicionales

por 23, Ago, 2021Blog, Comunidad

La escuela, de manera general, y el modelo de educación tradicional, en particular, parten de concebir la escuela como un taller, un hecho artístico en el que el docente es el artesano abocado al modelo de los alumnos. ¿Cómo sumar, entonces, la educación tecnológica?

Jorge Larrosa, profesor de Filosofía de la Educación en la Universidad de Barcelona y autor de “El profesor artesano”, concibe el rol del profesor como el de un artesano y la escuela como una mesa de trabajo, un espacio-tiempo que entra en suspensión (lo mismo dicen Masschelein y Simons), donde se aprende por aprender.

La educación tecnológica, por el contrario, es el desafío de nuestro tiempo: la necesidad de llevar a la escuela eso que sucede fuera de ella en cuanto a la circulación de la información. Inicialmente, la escuela tomó las TIC como una herramienta de trabajo novedoso y que conectaba con el afuera.

Ahora bien, si la escuela es un espacio de suspenso donde deben pasar cosas que no necesariamente se traducen en un fin utilitario, llegó el tiempo de pensar la educación tecnológica como objeto de estudio. Ofrecerla en esa mesa que es la escuela y ver qué pasa en los intercambios del taller artesano.

¿Vemos de qué se trata?

El estudio de la programación y las ciencias computacionales, en general, es una vía de acceso para que los niños “piensen” sobre sus propios procesos de pensamiento y cognición.

La Educación Tecnológica en las Escuelas Tradicionales de Argentina

 

Entre las muchas otras características de la época, la gran cantidad de información que circula es una de las primordiales. La escuela, por su impronta absoluta de lazo social, está abierta a esa irrupción de información constante. Con lo cual la pregunta parece ineludible: ¿qué hacer con ella?

No solo se trata de qué hacer con la información, sino también cómo abordarla, de qué manera convertirla en objeto de discusión y análisis.

En ese sentido, es que autores como Dijkstra (científico computacional, Países Bajos) y Jeannette Wing (informática estadounidense, promotora del concepto) abren la puerta hacia lo que hoy se debate como educación tecnológica.

La educación tecnológica viene a ofrecer un modo de gestionar ese volumen de información al que estamos expuestos en las sociedades modernas. Para Wing, al pensamiento aritmético y del lenguaje se le debe agregar el pensamiento computacional en cuanto habilidad analítica fundamental.

La irrupción de las tecnologías digitales en las prácticas educativas

 

Lo novedoso de las TIC pronto dio lugar a cuestiones más epistemológicas en relación con lo que ellas hacen y favorecen, a la vez también abrieron debates acerca de un nuevo modo de entender el mundo. Esa transformación del mundo de la mano de la tecnología, inevitablemente, permea en la escuela.

A la discusión entre el libro en papel y la lectura digital, se le suma ahora el audiolibro y antes (mucho antes, claro está) la validez de la fotocopia. Una de la más peliaguda fue, en su momento, el intenso debate acerca del uso o no del celular en el aula.

El modelo de aprendizaje basado en problemas es una de las estrategias claves de la educación tecnológica Imagen de Martin Polo en Pixabay Bajo licencia CCO 1.0[/caption]

Finalmente, pandemia de por medio, nadie cuestiona hoy las posibilidades de conexión y transmisión de conocimiento que se abren a partir de cualquier pantalla, y lejos han quedado las discusiones en torno a la incorporación de herramientas digitales en todas las áreas escolares.

El desafío, entonces, resulta más amplio y pone en tensión cuestiones más trascendentales y teóricas que abordan los modos de entender la escuela. Si la escuela es un espacio en suspensión, donde pasan cosas en el orden de la construcción del conocimiento, ¿por qué no pensar cómo construyen conocimiento las computadoras?

A fin de cuentas, no hay desarrollo tecnológico que no esté sustentado en una necesidad humana que se quiere satisfacer. La escuela debe ser un espacio de resolución de problemas, entendido esto en el sentido más amplio y creativo que se le pueda dar a la palabra problema.

El Pensamiento Computacional y Cómo Incluirlo en el Proceso de Aprendizaje

 

El pensamiento computacional es, en alguna medida, el modo en que una computadora opera, ese aspecto modular y de conexión entre partes más pequeñas que finalmente llegan a un todo.

Se trata de desagregar un problema en componentes o unidades menores tal que paso a paso se encuentre un tipo de solución efectiva.

Como vemos, se trata mucho más que de código. La posibilidad de enseñar a programar en el aula tiene que ver con un tipo de pensamiento que apunta a la solución (qué se quiere lograr) y a cómo alcanzar esa solución (qué deberé decirle a la computadora para llegar de A a B).

Por eso, el modelo de aprendizaje basado en problemas y el pensamiento computacional van de la mano. Ofrecen una oportunidad genuina de ejercitar habilidades cognitivas superiores tales como el pensamiento analítico y la metacognición: pensar acerca de cómo pensamos.

Aprender a programar no solo significa comprender ciertos procedimientos técnicos, sino, sobre todo, comprender el proceso de una lógica de operación.

El mundo actual está regulado por máquinas programadas por alguien. Las decisiones en torno a esa programación nos dicen mucho acerca de cómo interactuamos con el mundo y cómo funciona el mundo. De hecho, es la base de los algoritmos de todas las redes sociales.

La escuela asume entonces un desafío inmenso: no se trata solo de aprender a programar, sino, ante todo, de entender cómo la programación se relaciona con aspectos y cuestiones de la vida diaria y de la construcción de ciudadanía.

En ese sentido, los procesos de aprendizaje deben apuntar a la resolución de problemas, el pensamiento creativo, el desarrollo de competencias, como modos de preparar a los estudiantes para un mundo cada vez más desafiante que requiere de habilidades para construir nuevo y más conocimiento.

Claves para la Educación Tecnológica y Digital en las Escuelas de Currículo Tradicional

 

La educación tecnológica y digital es un desafío inmenso para las escuelas de currículo tradicional, no solo por la demanda económica en cuanto a recursos que podría significar, sino también por el cambio de perspectiva que plantea.

En línea con ese segundo aspecto, algunas implementaciones exitosas de escuelas que parten de este tipo de educación (tal el caso de las escuelas PROA, en Córdoba, Argentina), pueden dar algunas claves de cómo llevar el tipo de pensamiento que propone la educación tecnológica a las escuelas de currículo tradicional.

El pensamiento computacional es un conjunto de estrategias de pensamiento relacionadas con la resolución de problemas y hacia allí apunta la educación tecnológica.

¿Cómo llevar esta experiencia innovadora a las aulas de currículo tradicional? Veamos algunas claves y consideraciones:

Introducir el tipo de pensamiento computacional como modo de construcción de aprendizajes

 

El mundo de todos los días se construye con base en datos y códigos que a su vez se combinan en algoritmos y documentos. Este lenguaje, desconocido en general, articula las relaciones sociales y el mundo en el que nos movemos. Aprender sobre él es un imperativo para la construcción de ciudadanía crítica a la que aspira la escuela.

Además, está estrechamente relacionado con otra de las funciones de la escuela: transmitir cultura. La tecnología, cualquiera sea esta, es la marca cultural por excelencia de todas las sociedades humanas.

[Implementa las estrategias de cognición del pensamiento computacional en el currículo de tu escuela Imagen de Henning Westerkamp en Pixabay Bajo licencia CCO 1.0[/caption]

La educación tecnológica no es el uso de herramientas, caso contrario se trata de aprender sobre ellas

 

El pensamiento computacional es un conjunto de estrategias que permiten abordar un problema a partir de soluciones atomizadas, de manera tal que lo complejo se desagrega en soluciones menores.

Se trata de abordar procesos cognitivos que modularizan un problema (cualquiera sea este y cualquiera sea su naturaleza), con lo cual las tecnologías de la información y la comunicación se vuelven objeto de estudio a partir del sin fin de preguntas que en torno a sus modos de funcionamiento se pueden generar.

Las soluciones a los problemas pueden encontrarse en dispositivos tecnológicos o no, lo que siempre está es la persona que interactúa con ellos.

Introducir nuevas formas de pensamiento

 

Finalmente, la educación tecnológica apunta al trabajo por competencias en el sentido de introducir nuevas maneras de abordar el mundo que nos rodea. Si la escuela decimonónica basó su estrategia en el enciclopedismo, la escuela del siglo XXI requiere del pensamiento analítico, la creatividad y la toma de decisiones como pilares fundantes de su quehacer.

En ese sentido, las palabras de Wing son la clave, en tanto que ella argumenta que el pensamiento computacional es pensamiento matemático y lingüístico integrados en la capacidad de pensar en la solución del problema y en el modo en que se debe implementar esa solución.

Conclusión

 

Sin duda alguna, la escuela enfrenta una época compleja y de redefinición, cuando debe superar los viejos modelos de aprendizaje basados en la transmisión, para dar respuesta a las nuevas demandas e imperativos sociales.

En ese sentido, la educación tecnológica y el pensamiento computacional se alejan de lo que podría ser una moda o un apropiamiento vacío de lo que ocurre fuera de la escuela.
Todo lo contrario, cuando la escuela tradicional incorpora en su currículo estos conceptos ejerce lo que le es propio por naturaleza: la transmisión de la cultura y la construcción de ciudadanía.

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